Lo nocivo...
“A pesar del incremento de los canales de comunicación, cada vez se comunica menos, se escucha casi nada, se dicen cosas, no se argumentan razones”.
Su enfermedad patológica y las razones...
"El celoso cree amar, pero no hace sino buscar su propia seguridad interior...". "Los celos patológicos son siempre síntoma de debilidad moral y de gran pobreza afectiva". (Pierre Daco).
Los celos sanos consisten en una preocupación por la posible pérdida de una persona amada o malestar por la relación real o imaginada que esa persona tiene con alguien más. Quienes sienten este tipo de celos prefieren que sus parejas permanezcan con ellos y no desean que tengan una relación demasiado íntima con nadie más. Esto a veces causa algunos problemas en la pareja pero no son demasiado serios ni producen un malestar intenso a ninguno de los miembros de la pareja.
Por el contrario, los celos patológicos están acompañados de intensos sentimientos de inseguridad, auto-compasión, hostilidad y depresión y suelen ser destructivos para la relación.
Denominamos celos a esa manera de control obsesivo que se pone en marcha ante el miedo de perder una «posesión». Los pensamientos pueden desencadenar emociones negativas y su control racional lograría desarticular esa emoción particularmente obsesiva.
Las personas celosas interiormente pueden sentirse vacías, necesitando constantemente del apoyo de su pareja. Los celos serían su mecanismo de controlar aquello que temen perder, previniendo así en todo momento la posibilidad de «abandono». Pero, al contrario de lo que aspiran, su constante control y desconfianza produce, la mayoría de las veces, el efecto contrario: la persona, víctima de los celos, se siente cada vez más agobiada y con la necesidad de huir al sentirse perseguida. Esto casi siempre acaba produciendo el efecto contrario del deseado: el receptor de los celos termina por no aguantar el acoso, y el celoso se siente atormentado por su fijación de ideas y desesperado cuando al fin la consecuencia de sus actos es la ruptura de la relación tan protegida.
En el ámbito sentimental, el rasgo más acusado de los celos es la desconfianza. La mayoría entendemos por celos ese confuso, paralizador y obsesivo sentimiento causado por el temor de que la persona depositaria de nuestro amor prefiera a otra en lugar de a nosotros.
Las personas muy celosas son, frecuentemente, apasionadas, ansiosas, un poco sadomasoquistas y neuróticas, y proyectan en su entorno humano sus propias tendencias a la infidelidad.
Cuando en una pareja surge el miedo a la separación, éste se manifiesta en forma de celos, de persecución a su pareja en su hipotética infidelidad, controlándole y pretendiendo obligarle a que sea fiel. Cuanto más persigue a su pareja con celos, tanto más se siente impulsado el perseguido o perseguida a demostrar su autonomía, esforzándose en alejarse y no dejarse obligar. Y cuanto más lo hace, tanto más busca el celoso o celosa reclamarle como posesión propia y secuestrar su libertad de movimientos y de sentimientos.
Los celos rompen y enturbian las relaciones, y los individuos celosos acaban minando, con su posesividad y persecución asfixiantes, el gozo y el placer del encuentro, el equilibrio en la pareja, que se basa en la ternura, la comprensión, la tolerancia y el respeto a la autonomía del otro.
Normalmente, quienes padecen preferentemente estos ataques de celos son personas muy centradas en sí mismas, que sólo se curarán saliendo de su autoencierro. En muchas situaciones de celos hay, más que amor o miedo a la soledad, otras causas: sentimientos de posesión del otro, de necesidad de controlarle, de inseguridad en uno mismo, de envidia hacia la mayor riqueza de la vida emocional del otro...
Cuando se pretende poseer algo, se piensa en términos de completud, de poseerlo TODO, no dejándole espacio al deseo del Otro, y cada vez que ello sucede no puede haber mas que sufrimiento y ansias de liberación.
El celoso es aquel que cree que puede colmar TODO el deseo de su pareja, se ofrece como aquello que suturaría alguna falta-falla en el Otro. Su pareja, según él, no necesita de otra cosa.
Se ama hasta tal punto de locura que se termina absorbiendo a la persona amada. La presión y la fijación de ideas absurdas en la mente de forma obsesiva desequilibran a cualquiera. No viven ni dejan vivir, porque en su temor se olvidan de permitirse goce. Nunca llegan a estar satisfechos porque la duda siempre está en sus mentes.
Cualquier cambio en el contexto de la pareja puede llegar a ser motivo para una reacción de celos. Aparecen pensamientos de engaño y se atiende selectivamente a señales de alerta. A largo plazo, los interrogatorios se vuelven rutina, la persona celosa controla la libertad y movimientos de su pareja y la relación comienza a deteriorarse. El bienestar de la pareja teñida de celos se va debilitando paulatinamente.
Lo deseable
Una relación de pareja en la que exista suficiente espacio para poder disponer de una parcela privada para cada miembro y una común para ambos logrará un mejor entendimiento y equilibrio facilitando el desarrollo de ambos.
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