Aludes
Vienen a ella rezagantes de vida y esperanza
Como quien no quiere la cosa y se apoderan
Del mundo en el que ella se encierra y danza
Para la luna llena de tentaciones, se alegran
Los duendes que vivieron en su niñez colorida
Siendo más cercana a su estancia dulce y lejana
Añoranzas creíbles en una ausencia casi querida
Aludes de amor, de pasión de sonrisas
Que le enseñan a no hacer trizas
su mundo pequeño y frágil
En un modo de vivir grácil
Aludes que cobran dones
Preciados en paquetes nuevos
Y es que acaso no supones,
Que ahora los nuevos cuervos
Se han ido y no han de regresar
Y el tiempo no ha de resaltar
Estas incoherencias razonables
Que ha sobrellevado al natural
Desde que apareció un día de abril
Para que nada se viera igual
Y la dejaste en este alud ágil y sutil
Aludes que la han ido acompañando
En la ilustre velada de este amor con dueño
Que va con el silencio que desaparecido
Se torna si la conversación surge, un daño
Si es que lo acompaña un sentimiento indiferente
Y ensimismado para rehacer el andar de una mente
Con sentido distorsionado pero siempre rebosante
De alma que ha de ser el objeto de su flagrante
Delito de amor en el alud de su resignación.
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